La actitud filosófica

"La filosofía ha de estudiarse no para hallar respuestas definitivas a sus interrogantes, puesto que no se puede saber que sean verdaderas, por norma, las respuestas definitivas, sino, por el contrario, por las preguntas mismas; porque estos interrogantes amplían nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual, menoscaban la seguridad dogmática que cierra el espíritu ante la especulación; pero, sobre todo, porque a través de la grandeza del universo que contempla la filosofía, también el espíritu engrandece y se hace capaz de esa unión con el universo que contribuye a su bien más alto".


Bertrand Russell. Los problemas de la filosofía

La actitud filosófica se caracteriza por ser una actitud inconformista y abierta, dialogante, crítica ante cualquier forma de pensamiento dogmático y autocrítica cuando ella misma se presenta como verdad única y universal.

Se caracteriza por plantear preguntas de forma continua, preguntas que siempre están abiertas y presentes. No se trata, pues, de un saber dado de una vez y para siempre, ya que no aporta soluciones definitivas. Es un quehacer que cada ser humano va realizando día a día.

Aunque las cuestiones filosóficas son siempre las mismas y no tienen una solución definitiva, no es una tarea que parta de cero, ya que a lo largo de la historia pensadores y filósofos han dado distintas respuestas a esas cuestiones.

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