La diversidad cultural

La diversidad cultural. Distintas posturas o actitudes.

- No existe una única cultura, sino múltiples culturas concretas distintas unas de otras, cada una con sus propias costumbres, normas o formas de entender el mundo y la vida. Este fenómeno puede llegar a ser muy enriquecedor, pero al mismo tiempo trae consigo algunos problemas.

- Uno de los riesgos es que podemos llegar a valorar las culturas distintas a la nuestra, no como distintas, sino como “extrañas”, “pintorescas”, “salvajes”, “primitivas” o “inferiores”. Cuando realizamos este tipo de calificaciones estamos olvidando que nuestras propias costumbres pueden resultar igual de curiosas, pintorescas o repugnantes a buena parte de la humanidad.
Esta forma de valoración o esta actitud ante las culturas distintas a la nuestra se llama etnocentrismo. Etimológicamente vendría a significar “colocar en el centro, como punto de referencia absoluto, la cultura propia”.


El imperialismo americano en Irak, un claro ejemplo de etnocentrismo


Etnocentrismo es:
- Pensar que los propios patrones o valores culturales son superiores a los de otras culturas o civilizaciones. Existen unos valores absolutos y esos son los de la propia cultura.
- Analizar y juzgar los valores y comportamientos de otros pueblos o razas de acuerdo con los criterios de la cultura propia. Lo que no se ajusta a los criterios de mi cultura es erróneo o equivocado.

- Otra posibilidad es caer en el extremo opuesto. Como todas las culturas son distintas unas a otras hemos de aceptar que no existen valores o principios universales, todos son relativos a una cultura, a una determinada manera de entender el mundo y la vida. Las costumbres, las normas, los valores y principios son válidos para aquella cultura que los posee. Esto nos obliga a no hacer ningún tipo de valoración. Cualquier rasgo cultural ha de ser aceptado como tal en la medida en que pertenece a una cultura concreta. En esto consiste el relativismo cultural.

Los aztecas practicaban los sacrificios humanos


Esta posición nos plantea los siguientes problemas o interrogantes: ¿Se deben aceptar los sacrificios humanos, las dietas antropofágicas, la esclavitud, la explotación infantil o la discriminación de la mujer porque hayan sido o sean productos culturales de una sociedad concreta? ¿Tenemos derecho a intervenir en una cultura ajena para intentar encaminarla a lo que nosotros consideramos que sería mejor para ella?

- El pluriculturalismo o pluralismo cultural es un intento de superar las dos posiciones anteriores. Se sitúa entre el etnocentrismo y el relativismo cultural. Se basa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Los derechos humanos son un conjunto de principios morales universales, válidos para toda la humanidad. Son unos derechos básicos y mínimos que posee todo ser humano por el simple hecho de serlo y que han de ser respetados por todos con independencia de pertenecer a una cultura u otra. Lo que el pluralismo cultural propone es un modelo de conducta basado en una concepción de la naturaleza humana, ya que los derechos humanos son derechos naturales, valores o principios que posee todo ser humano intrínsecamente.

Las costumbres y demás rasgos culturales son aceptables y hay que repetarlos siempre y cuando no atenten contra lo que el pluralismo cultural entiende como mínimos de justicia, unos mínimos de justicia que están recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Por otra parte, estos derechos humanos no pueden ser impuestos a cada una de las culturas. De este modo caeríamos en el etnocentrismo. Sólo puede una lista de propuestas morales que sirvan de orientación y permitan la autocrítica de las propias culturas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario